¿Quieres que te cuente un cuento recuento?
El pequeño Tomás no era un perrito como los demás,
su cristalina y dulce mirada a todos encandilaba,
con todas las especies bien se llevaba;
correr por el parque le encantaba
y cuando podía, para competir se entrenaba…
La Navidad a la vuelta de la esquina estaba,
que del trineo de Papa Noel tiraba, Tomás soñaba.
Ya sabía que ésto no pasaría pues él sus renos ya tenía
pero le gustaba con esta imagen fantasear
y no hay nada malo en despierto soñar…
al cielo de noche miraba y volando con él se imaginaba…
Muy rápido era, ¡Ojalá Papa Noel lo supiera!
Tomás cada día seguía entrenando
y al cielo, esperanzado, de reojo iba mirando…
Un día con sus papás estaba comprando
y distraído con su cochecito jugando,
cuando unos gritos al lado de la salida escuchó
y para saber qué pasaba hacia allí se dirigió:
el cajero, un husky siberiano, gritaba a un pobre anciano:
le estaba increpando porque no tenia dinero para seguir pagando;
la compra no se podía llevar,algunas cosas debía dejar,
el husky le gritaba para que el hombre lo entendiera
pero el anciano le decía que aún, sordo no era
y que un poco de educación y respeto hacia él tuviera.
La actitud del cajero muy fea a Tomás le pareció
y con lástima al anciano miró:
curiosamente a Papa Noel le recordaba,
además un abrigo rojo y blanco llevaba,
pero eso del todo imposible sería
y más, con el pobre aspecto que el hombre tenía:
su abrigo estaba roto y deshilachado,muy mal cuidado …
Papa Noel todo lo podía y si él quería,
cientos de abrigos lujosos tendría …
Tomás al cajero preguntó cuánto dinero faltaba
para poder comprar lo que el hombre llevaba,
y tímidamente en el bolsillo de su tejano buscó
pero sólo una triste moneda encontró;
sus papás que en ese momento habían llegado
pagaron lo que faltaba al cajero maleducado,
pues hay muchas maneras de decir las cosas,
para que al menos no resulten tan bochornosas …
Tomás escuchó a papá decir emocionado:
-Vaya tranquilo buen hombre,ya está pagado;
el humilde anciano agradecido los miró,
a Tomás se acercó y su cabeza acarició:
-Conserva siempre tu bondad y recuerda que en Navidad,
todos los deseos se hacen realidad …
dijo sonriendo mientras sus cosas iba recogiendo.
Tomás le sonrió y pensativo se quedó
y aunque a lo que le dijo, mucha importancia no dió,
su rostro por un instante, de ilusión se iluminó;
sin embargo,su sueño tan imposible era,
como que este señor Papa Noel fuera.
Aquella noche Tomás muy temprano se acostó
y cerrando fuertemente los ojos,que su sueño se cumpliera deseó.
Ilusionado por fin se durmió pero un ruido lo despertó
y un buen susto se llevó:
tras su ventana el mismo Papa Noel estaba,
quien por su nombre en voz baja lo llamaba.
Tomás hacia ésta se acercó y aún temblando la abrió,
Papa Noel sonría mientras estas palabras le decía:
-Hoy no hace falta que corras para a la meta llegar
porque esta mágica noche, unas alas te voy a dar:
a entregar los juguetes me vas a ayudar…
su mano enguatada hasta el buen perrito extendió
y a ella el pequeño Tomás se agarró,
dos renos ya se habían separado
y un sitio le habían dejado,
entre ambos el pequeño se colocó,
con fuerza un arnés al trineo enganchó
y éste, por fin despegó.
Tomás no dejaba de parpadear
y sus bonitos ojos frotar,
pues si esto era un sueño, no quería despertar;
las esponjosas nubes con su hocico tocaba,
la brisa nocturna su pelo erizaba …
los regalos empezaron a repartir,muy deprisa debían ir
pues eran muchos los peques que portarse bien habían prometido
y debían recibir el regalo que con ilusión habían pedido.
Como Tomás diariamente entrenaba
ir rápido no le costaba
pero es que, literalmente volaba …
Papa Noel sonriente lo miraba,
de tan emocionado, el can ni respiraba…
Al día siguiente en su cama el pequeño despertó
y que todo había sido un bonito sueño creyó
pero algo que encima de su cama vió,
que su aventura había sido real, le confirmó:
se trataba de un viejo abrigo deshilachado
que le recordó al anciano del supermercado.
Ahora sí que de verdad lo creía:
Papa Noel realmente existía,
el buen anciano le había dicho la verdad:
los sueños se cumplen en Navidad…
Gracias al gesto bondadoso que hacia él había tenido,
una noche mágica e inolvidable, el pequeño Tomas había vivido.