Pensabas que vivir deprisa sería divertido, pero pronto supiste que no lo era tanto; que no te hacía falta aprender, puesto que ya lo sabías todo; que tenías que maquillarte para ser más guapa, cuando tu belleza ya era simplemente tu aterciopelada piel; que con tacones te verías más alta, a pesar de que nadie llegaba a estar a tu altura; que tenías que protestar siempre, para que todos supieran con quién se las «gastaban»… pero no te diste cuenta de que el tiempo avanza a su ritmo; de que la vida te enseña sin tener que estudiar; de que la pintura se va y el rostro cansado aparece al retirarla; de que la altura no condiciona el tamaño de las personas; de que es mejor callar a tiempo que contestar a destiempo y que la vida te puede regalar muchas cosas pero nada es gratis y nada te llevarás al final de tus días.
