Pol, el elefantito más bonito

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Cuento especial para una mamá y su bebé.

Hoy una buena noticia a la elefanta Ruth han dado:
futura mamá será, pues se ha quedado en estado; 
Pol es un cachorrillo muy deseado,
para su llegada ya está todo preparado:
cosas útiles que mamá ha comprado
y algunas más caprichosas que le han regalado…
Por fin el maravilloso día ha llegado,
la dulce espera ha acabado,
los familiares están nerviosos,
los peques muy revoltosos,
pero Ruth, a pesar de los dolores, sonríe de mil amores,
ya que muy tranquila y calmada deberá estar,
cuando a su querido Pol pueda abrazar…
Todos al nuevo miembro de la familia quieren ver,
pero un poco de paciencia aún deberán tener:
será el rostro de mamá el que primero vea,
cuando lo traiga limpito la enfermera Bea…
Al nuevo mundo el peque ya ha llegado,
con sus lamentos a mamá casi sorda ha dejado,
pero a ella no le importa nada
que no sea acurrucar a esta monada…
Feliz, cansada y dichosa
ya en casa Ruth reposa;
por fin a solas y con mucha ilusión,
mamá mira al peque con devoción:
su elefantito, tan pequeñito e indefenso… 
¡Él también ha tenido un día intenso!
Pol no deja de gimotear: 
seguro que lo debe alimentar…
Aún está un poco nerviosa y sus patas temblorosas:
es la segunda vez que lo hace,
pero parece que al pequeño satisface.
El cachorrillo ya se ha callado,
mamá dulcemente lo ha acunado…
es hora de ir a dormir 
para mañana un nuevo día vivir.
Para ambos una nueva vida empezaba,
ella por nadie se cambiaba.
Así, madre e hijo sus días pasaban, del mundo se olvidaban;
ambos se iban conociendo:
gestos, palabras y balbuceos van distinguiendo…
Mamá se sorprendía pues le parecía que solo ella lo entendía:
cuando estaba intranquilo sabía;
cuando su Pol no tenía el día,
si quería jugar o prefería descansar…
Se trata de ese don que tienen las mamás
que no verás en nadie más.
Algunas noches en vela Ruth se pasaba,
hasta que su bebé, el sueño conciliaba
y casi dormidita luego debía ir a trabajar,
mientras los abuelos a Pol venían a cuidar;
todos los caprichos a su nieto consentían,
aunque eso era un secretillo que los tres tenían.
Sus primitos querían que muy pronto creciera
y jugando con ellos mucho se divirtiera.
En un lindo elefantito Pol se estaba convirtiendo,
y cuanto mamá le explicaba, iba entendiendo;
embelesado su chiquitín la miraba,
mientras atentamente la escuchaba,
todo lo que ella decía, 
Pol entusiasmado atendía.
Por las tardes, pelis de dibujos animados veían
o leyendo increíbles cuentos se entretenían;
con las meriendas el peque descubría nuevos sabores,
mientras hacia garabatos en sus libros de colores…
Madre e hijo muy bien se entendían, 
cada vez más cosas ambos compartían.
No había nadie en el mundo que más feliz a mamá hiciera,
siempre agradecería que al mundo su bebé viniera.
Quisiera que todo se detuviera
y que para siempre su pequeñajo fuera…
Pero Pol cumple hoy tres añitos
y lo celebra con sus amiguitos;
ya tiene edad para ir al colegio
y aunque también vaya su amigo Sergio
el comienzo del curso ha sido un poco doloroso:
el elefantito está inquieto y lloroso;
por primera vez de mamá se debe separar
y es una situación que le cuesta asimilar;
sin embargo, pronto bonitas historias Pol viviría
y muy buenos ratos en el cole pasaría;
aunque eso, él me ha dicho, que os lo cuente otro día…

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