¿Quieres que te cuente un cuento recuento?
La dulce Aina, era la caniche de mirada más cristalina.
Cariñosa y mimosa, se conformaba con cualquier cosa
y aunque a veces se mostrase algo tozuda,
su enfado poco le dura, eso nadie lo duda
pues su sensible corazón, pronto entra en justa razón.
Un día mamá le regañó por ser desordenada,
de hacerle caso, ella no quiso saber nada
ya que para un difícil examen estaba estudiando
y no podía perder el tiempo ordenando,
tenía otras cosas más importantes en las que pensar,
por mucho que su madre se pudiera molestar.
Snow, su mamá, con ella se enfadó y sin salir la castigó
pero Aina desobedeció
y con Dream, su amigo, al lago se escapó;
creía que el castigo había sido exagerado,
sólo porque su habitación no había ordenado,
una cachorrilla ya no era
y podía hacer, dentro de un orden, lo que quisiera;
ya no perdía el tiempo soñando
y en hadas y princesas pensando,
tenía mucho que estudiar
para un buen futuro labrar…
Dream no dejaba de tener sueños e ilusiones,
creer que se cumplían era una de sus pasiones;
todo lo entusiasmaba y emocionaba
¡de la vida enamorado estaba!
Pero Aina, le decía que cuando se llega a cierta edad,
los sueños no se cumplen ni siquiera en Navidad.
Ella muy mayor ya se creía,
por eso apagaba cualquier ilusión que tenía,
sólo con trabajo y esfuerzo sus propósitos conseguiría,
de otra manera, nada obtendría;
soñar e ilusionarse para los pequeños era,
eso lo podía saber cualquiera…
-«Muy segura estás de lo que piensas, pequeña Aina,
tampoco crees que yo sea tu vecina?»
La caniche, una voz melodiosa tras de sí escuchó,
su cabeza en redondo giró y boquiabierta se quedó:
no podía creer lo que sus ojos estaban viendo…
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