¿Quieres que te cuento un cuento recuento?
Este perfecto burro, se da cuenta gracias a su imperfecta hermana, de que las cosas materiales no son tan importantes como él cree.
Turro, era una meticuloso y quisquilloso burro;
todo tenía que tener perfectamente ordenado y controlado,
sus cosas cuidaba con extremo y obsesivo cuidado;
y como dentro de su perfección, creía tener siempre la razón,
continuamente con familiares y amigos se discutía,
pues sólo él, bien las cosas hacía;
estaba convencido de que a nadie bien caía,
pero es que en realidad, un carácter muy difícil tenía…
la mala costumbre de contrariar a los demás había cogido,
y todos esperaban que se le quitase, igual que le había venido.
Cuando era pequeño, ya muchos disgustos se ganaba;
con su hermana, Joana, muy mal se llevaba…
ésta, todo siempre le rebatía, ningún caso le hacía…
las toallas del armario, de cualquier modo sacaba,
mientras él, perfectamente las colocaba
y ponerlas de nuevo en orden le tocaba;
la ropa que sucia ya estaba, con la limpia mezclaba
y Turro la tenía que separar, para ponerla a lavar;
la bonita mesa del comedor Joana un día manchó
pues poner un posa-vasos debajo del vaso olvidó…
El burro desmesuradamente se puso a gritarle,
sin embargo, su hermana la razón no quiso darle:
si la mesa se manchaba, se limpiaba y el problema se acababa…
Estos descuidos Turro no soportaba y siempre se lo recriminaba,
él opinaba que tener un poco de esmero y cuidado, nada costaba;
a ser más ordenada la quería enseñar,
pero era incapaz de hablar sin regañar,
sólo sabía mandar y gritar.
Así es que, entre que una caso no hacía
y el otro que de malas maneras todo decía,
buena convivencia nunca tuvieron y cuando crecieron,
muchos años distanciados estuvieron…
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