Un inaudito maestro relojero(cuento especial para Suiza)

Suiza
¿Quieres que te cuente un cuento recuento?
Alphonse, el oso pardo suizo,
en casa era un poco huidizo,
no porque con su familia no quisiera estar,
sino que lo controlasen tanto pretendía evitar;
para ser relojero se quería preparar,
pero en su decisión ellos no lo apoyaban,
ni un franco por él apostaban,
contantemente encima de él estaban:
que su «capricho» se le fuera de la cabeza deseaban,
ser como los demás debía procurar,
sólo preocuparse de comer e hibernar,
además, con las pezuñas tan grandes que tenía,
¡cómo ser relojero pretendía, si a veces cosas destruía!
Sin embargo, Alphonse, cuando relojes manipulaba,
en no romper nada se esforzaba y hasta sudaba,
sumo esmero ponía, en su meticulosa labor se concentraba
y por frágil que fuera, no partía ninguna pieza,
pues colocando muelles, esferas o manecillas,
sus  pezuñas se transformaban en dos suaves nubecillas;
y con extrema precaución y cuidada delicadeza,
de todos los pormenores se preocupaba
porque de tal manera su vocación le apasionaba,
que con exagerado mimo y cariño,
igual que si estuviera acariciando a un niño,
cada detalle en su sitio con unas pinzas colocaba,
incluso, muestras de todo tipo ya había fabricado,
sin que nadie el oficio de relojero le hubiera enseñado;
Alphonse, a sus desilusionadores consejeros ningún caso hacía,
en su empeño ni se rendía, ni desfallecía
y relojes de todo tipo fabricaba y coleccionaba
que después satisfecho en un cajón metía
y  a nadie enseñaba pues creía que no les interesaba;
únicamente, a sí mismo se quería demostrar
que a ser un gran relojero podría llegar
y cuantos más fabricaba, mejor se preparaba,
de sus fallos aprendía, mayor experiencia adquiría
y meticuloso y metódico en su trabajo se volvía…

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