El pequeño Hugo y Gabi, su papá, querían ir un día de otoño del mes de octubre al bosque, a buscar higos. Papá le dijo a Hugo que a lo mejor encontraban también hierbas que les podrían servir como medicinas, para combatir un resfriado, curar un orzuelo, aliviar un dolor de cabeza, o una torcedura de tobillo, pues hay numerosas hierbas que tienen poderes curativos…¡tal vez encontrasen, orégano, romero, cilantro, tomillo, o hinojo!
Hugo estaba muy entusiasmado, su papa le enseñó cuáles eran estas plantas, mostrándole unas hojitas de algunas de estas hierbas que tenían en casa para que supiera cuáles eran cuando las viera, pero Hugo no prestó mucha atención a papá porque pensó que todas las plantas podrían ser buenas, y cuando llegaron al bosque, cogió las primeras que vio, llenando su capazo con ellas. De pronto, las manos le empezaron a picar muchísimo y fue corriendo a buscar a papá para que lo ayudase. Resultó que Hugo, había cogido ¡un montón de hojas de ortigas!, que son unas plantas que pican mucho y que pueden confundirse con hierbas buenas. Papá Gabi le lavó bien las manos con abundante agua al pequeño Hugo, y de esta manera tan dolorosa, Hugo aprendió una inolvidable lección: de ahora en adelante, atendería mucho mejor las recomendaciones que le daban sus papás, para que aprendiera cosas importantes que le servirían en su vida cuando se hiciera mayor.