Una bonita y soleada tarde del mes de septiembre, el viento juguetón decidió visitar el bosque verde. La brisa, su buena y dulce amiga, lo siguió suavemente. Juntos hicieron bailar las hojas de los árboles y acariciaron las flores. El señor y la señora conejo, que habían tenido esa semana a sus hermosotes bebés, salieron de su madriguera para sentir el aire fresco de la tarde. Los bebés parecían pequeñas bolitas de pelo y se asomaban perezosos sin salir de su madriguera, como si estuvieran mirando a través de una ventana el bonito paisaje. Paca, la rumiante vaca que vivía en el valle de al lado, y que había regresado de un viaje de sus vacaciones de verano, se acercó a saludarlos y a llevarles un regalo para celebrar el nacimiento de los bebés. La vaca Paca les dio un suave besito de bienvenida y comentaron que el bosque verde era muy bonito cuando el viento y la brisa jugaban juntos; en eso también estuvieron de acuerdo las bellas mariposas que volaban en ese momento felices por el bosque.