Los misteriosos casos y las curiosas cosas de las letras chismosas, presentan: “Pillada in fraganti” (cuento para aprender las consonantes l / m y la vocal e)

Las letras ele y m eran amigas,
ambas haan muy buenas migas.
Hoy se han reunido aunque llueve,
ele le cuenta en secreto a m que ll,
está siendo acusada de doble espía,
«de lo que se la acusa,
es solamente una pobre excusa»
-se lamentaba su querida tía-
pero de esta manera se justificará,
que en el abecedario, ya no estará…
La Real Academia se había reunido,
y sus miembros habían decidido,
que la ll era solo una copia de la ele,
cosa que a su triste tía le duele,
y no debería estar en el abecedario,
por eso, ya no se verían a diario.
Le dieron una nota escrita a bolígrafo,
decía que no era letra, sino dígrafo,
esto quería decir, y no era por mentir,
que la combinación de dos letras era,
eso lo podía ver cualquiera,
y al representar solo un sonido,
ser considerada como una letra,
aunque le costase una pataleta,
ya no tenía razón, ni sentido.
La ll llevaba unos días muy extraña,
decía que ni le apetecía cocinar,
y eso a su tía la hacía sospechar,
porque ll cocinaba, con mucha maña.
La letra m escuchaba a su amiga,
mientras comían unas dulces migas,
m, le explicó que n, su hija,
¡será posible! ¡la muy canija!,
no quiere que le peine el pelo liso,
sino que le haga el mismo rizo,
que lleva la letra ñ, su prima,
a quien n admira y a la que se arrima,
pero no es nada extraordinario, 
ambas se reúnen a diario,
pues van seguidas en el abecedario.
Cuando acabaron de merendar,
a la pequeña n fueron a buscar,
antes de a casa regresar:
m llevaba su cepillo en el bolsillo,
pues a su niñita quería peinar,
si es que la lograba encontrar;
de nuevo empezaba a llover:
¡menudas greñas debía tener!
De repente, frente al castillo,
sus pasos detuvieron,
porque de lejos, a la letra ll vieron;
se abrió la puerta y el rey Letrellín,
siempre tan sonriente y juvenil,
a ll saludó, le sonrió, y la hizo pasar.
m y ele no lo pudieron evitar, 
fueron corriendo a chafardear.
Tras la puerta se pusieron a escuchar,
m se tropezó y su cepillo se le cayó.
Oyeron que alguien se acercaba,
era la letra y, que chorreando llegaba.
Tuvieron que salir corriendo,
de dar explicaciones huyendo,
m había olvidado su cepillo
pero ya no podía retroceder,
y sobre sus patitas volver
porque la detective y, ya se acercaba al castillo…

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