El nuevo abecedario o la vida de los dígrafos

Cuando la letra ll se enteró de que la Academia ya no la consideraba una letra, sino un dígrafo, se sintió muy triste porque esto significaba que ya no formaría parte del abecedario, como el resto de sus hermanas. También habían echado a la ch, porque decían que ambas necesitaban otra letra para existir y por tanto, no tenían vida propia.  Sin embargo, ch no parecía haberse entristecido tanto con la noticia porque según decía, «ya se lo veía venir». La ll quería hablar con alguien que la entendiera, así que decidió buscar a la rr; ella siempre había sido un dígrafo, así que tal vez podía consolarla. Pero encontrarla no sería fácil… Corrían rumores de que la rr estaba escondida y que espiaba a las demás letras. Algunos decían que seguía enfadada porque la Academia nunca la incluyó en el abecedario. Su hermana, la letra r, le contó a la ll un secreto: la rr vivía protegida en el castillo del rey Letrellín. Le pidió que no se lo contara a nadie, para que la Academia no se enfadara con el rey por ayudarla y que le llevase una carta a su hermana. Desde ese día, la ll estaba rara. No quería hablar con las demás letras, porque… ¡no sabía guardar secretos! Seguro que, sin querer, lo acabaría diciendo. Las otras letras lo notaron y empezaron a sospechar de ella. ¿Y si la ll, al haber sido expulsada del abecedario, se había convertido en una espía? ¿Y si contaba en la Academia lo curiosas, chismosas y bromistas que eran, para que la volvieran a aceptar? A veces, hasta jugaban a hacer que los niños se confundieran y dudaran sobre con cuál de ellas escribir una palabra. La b y la v eran las que más se divertían con este juego. Los miembros de la Academia se enfadarían mucho con ellas. Tal vez expulsarían a todas. ¡Puede que incluso inventasen un nuevo abecedario!.

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