¿Quieres que te cuente un cuento recuento?
Serafín el pequeño delfín,
día y noche tocaba el violín.
No era porque mucho le gustaba
si no porque su mamá lo obligaba.
Fina, la mamá delfina,
duro trabajaba hasta el amanecer
y al peque no podía atender,
por eso haciendo un curso especial lo dejaba,
hasta que ella al alba regresaba.
Mayor se hizo Serafín
y un virtuoso era del violín.
De gira siempre estaba
por su casa ni pasaba,
su mamá se lo reprochaba
pero él siempre se escudaba:
No se podía entretener
ni con ella el tiempo perder.
«¿No te sobra ni un minuto para a tu madre ver?,
ese es como hijo tu deber»
-Fina llorosa le decía
mientras su traje cosía-
incluso el nombre te has hecho cambiar,
ahora Víctor te haces llamar,
¿te avergüenzas de mí,
yo que la vida te di?».
«Yo también verte necesitaba,
pero siempre solo estaba»
-contestó el delfín Serafín
que ya no era su pequeñín.
«Eso que dices me hace llorar,
yo todo te quise dar,
y ya no puedo los años recuperar»
-Fina se lamentaba llorando desconsolada.
«Nada se puede hacer,
el tiempo no se puede retroceder
-le dijo su hijo-
te estoy muy agradecido,
pues en un genio me has convertido,
pero nunca de mí te preocupaste
y en manos de otros mi educación dejaste,
si me hubieras preguntado,
en vez de haberme obligado,
a tu lado me habría quedado,
y en un artista no me habría convertido,
pero la vida hubiéramos compartido»…
Aún así, lleno de reproches
Serafín abrazó a su madre toda la noche.
