Vallo, el caballo

¿Quieres que te cuente un cuento recuento?

Vallo es un negro caballo que por sus dientes está muy preocupado:
notaba que se le movían y que se le cayeran temía.
Ahora que algunos de ellos ya se le habían torcido,
visitar a su amigo Bautista, el dentista, Vallo había decidido.
Este le aconsejó que unos brackets se debía poner si sus dientes no quería perder.
«Si de pequeño a mamá hubieras escuchado
ahora no estarías tan asustado»
– le explicó Bautista que era todo un artista
cuando Vallo le dijo que de «aparatos» no quería ni oír hablar
y que se retiraba a su cuadra para pensar y rumiar.
Su sonrisa era su mayor encanto
pero ahora debía «estar al tanto»:
hacía meses que sonreír le costaba,
porque enseñar sus torcidos dientes evitaba.
Sus amigos echaban de menos que riera,,
pues el alma de las fiesta era,
y sus chistes gustaban a cualquiera.
Mientras pensaba y pensaba los días pasaban,
su dentadura se debilitaba y se malograba.
Vallo se estaba desesperando y amargando,
sus dientes no quería seguir ocultando.
¡Él que siempre tenia una sonrisa y una broma preparada,
ahora casi ni hablaba, e iba con la boca apretada!.
Así es que por sus amigos dejándose aconsejar,
a su amigo Bautista, el dentista, volvió a visitar.
Ningún miedo tenía porque sabía que él daño no le haría,
y así fue, porque antes de que cuenta se diera,
su dentista le dio un espejo para que en él se viera:
su dentadura perfecta había quedado
¡y él ni siquiera se había enterado!.
El caballo Vallo pronto volvió a sonreír,
una vez al año al dentista prometió asistir;
se cepillaría los dientes cada día,
con más o menos maestría,
pero con cuidado y delicadeza,
para conservar su fortaleza y belleza;
y llevaría el dichoso aparato,
no solamente un rato,
sino todo el que hiciera falta,
para conservar su boca intacta.

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