¿Quieres que te cuente un cuento recuento?
Dilla era una ardilla muy pilla.
Como bella se sabía
a ello recurría …
De su belleza se aprovechaba
para conseguir cuanto deseaba.
Todos los caprichos le consentían
pues por ella se derretían.
Aquel que la cortejaba
en un buen peligro estaba
y ninguno se libraba
de su mala baba.
Son largas sus pestañas,
cual patas de araña,
verdes y dulces sus ojos,
los mas enormes y hermosos.
Pero el tiempo pasaba y Dilla no se casaba…
Los jovencitos no se le acercaban
de ella no se fiaban, pues de todos se burlaba.
¡Tan bella y caprichosa
una inalcanzable diosa!
Como sus compañeras maridos tenían
ya nunca las veía
¡Tanto que juntas se divertían!
Pero cuando Dilla en plan diva no iba
era una verdadera maravilla.
Como un ángel cantaba …
gustosos platos cocinaba.
Tenía buena mano para arreglar cosas
y de barro creaba figuras preciosas.
Su mamá que era quien mejor la conocía
su pequeño, gran secreto ya sabía
y de este modo le habló un día:
“Dilla, eres bella y hermosa
pero también lista y generosa.
Tus manos son prodigiosas y crean bonitas cosas.
¡Cocinas de maravilla
tanto un potaje como una tortilla!
Antes muy buena amiga eras
siempre ayudando a cualquiera …
No hace falta tus atributos físicos lucir
pues tienes otros por descubrir.”
Dilla se quedó muy sorprendida
¿cómo su mamá sabia
el secreto que ella tenía?
Su mama le contesto orgullosa:
“Yo sé que tu eres hermosa,
pero sólo eso no es gran cosa,
te veo disfrutar
si a alguien puedes ayudar
igual cuando te pones a crear,
cuando cantas y cocinas
y crees que nadie te mira.
No tengas miedo de a los demás no gustar
bien contigo misma debes estar … »
“Mama tienes razón, – dijo Dilla con convicción,
ser así es mi caparazón,
pero de él me voy a desprender
porque algo verdadero me has hecho aprender;
Voy a ser diferente
aunque no guste a la gente
y como yo si me gustaré
muy feliz siempre seré”.