¿Quieres que te cuente un cuento recuento?
Imanol el caracol era un tanto picajoso y bastante vanidoso.
De todo siempre era el que más tenía,
no solo conocimiento sino sabiduría,
o al menos eso era lo que él creía…
muchas cosas sabía, y si no las entendía,
se las inventaba, nadie lo dudaba.
Era el más listo, el más guapo…
¡Hasta le hacían retratos!
En cualquier reunión daba su opinión,
por todos era sabido que siempre tenía razón.
Tan presumido era
que hasta retaba a cualquiera
a hacer una carrera.
Un lince muy listo pensó más de lo previsto
y a Imanol contradijo
lo absurdo que el fanfarrón dijo.
Discutían más que hablaban,
de hecho ya se acaloraban…
el lince le rebatía y le discutía:
«tú puedes ser muy listo
pero no más rápido que Evaristo».
Evaristo era un leopardo muy complaciente,
a todos seguía la corriente.
¡Incluso Imanol le había convencido
de que corriendo contra él, le habría vencido!
El lince propuso la carrera realizar
pero Imanol a la meta no pudo llegar.
Y de esta fácil y sencilla manera,
el lince le dio una lección certera:
«debe ser otro el que tus virtudes vea,
y no tú mismo quien te las creas.
Tampoco de todo puedes saber,
siempre habrá algo que tendrás que aprender».
