La mona Nona

Nona era una mona muy marimandona
todos tenían que hacer lo que ella quería
sólo porque caprichosamente lo exigía.
Mamá todo le permitía, papá todo le consentía
por eso pensaba que siempre razón tenía.
Un día sucedió que por el valle un circo pasó
y del monito del payaso Llaso, Nona se enamoró.
Ambos un flechazo habían tenido
nunca nada igual decían haber sentido.
Mico era tan atractivo … más que ningún ser vivo
juntos muy bien se lo pasaban
de todo felices disfrutaban.
Pero una tarde Mico al cine quiso asistir
pues quería ver una “peli” que les hiciera reír
A Nona el cine no le gustaba
ningún film la entusiasmaba
– “no hay discusión
pues es mi decisión
y se acaba la conversación”
– argumentó Nona siempre marimandona.
Pero Mico no quería que Nona le mandase
pues no podía hacer siempre lo que se le antojase.
Así a ella se lo comunicó
ella impulsiva lo dejó
y en unos días no lo vió.
Mucho Mico lloró pero Nona no claudicó:
aunque el monito le decía que por ella al cine no iría
ella tan caprichosa ahora estaba recelosa
pues la contraria no le podía llevar
y así como así no lo podría superar.
Los días pasaban y en lo tonta que había sido Nona pensaba
pues a su amado monito Mico, mucho de menos echaba.
Así es que su orgullo caprichoso se tragó
y a su enamorado ir a ver pensó
Mico muy feliz la abrazó
Nona feliz le correspondió
afortunadamente a tiempo se había dado cuenta
que aunque el salirnos con la nuestra nos tienta
no siempre es lo más indicado
para obtener un bien deseado.

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