¿Quieres que te cuente un cuento recuento?
La pobre vaca de nuestro cuento vive traumatizada porque no es
como las demás.
LA INDIA
Flaca, era una vaca un tanto curiosa y peculiar,
pues no tenía manchas como sus vecinas del lugar;
de no saber que Flaca era hija de la vaca Paca,
nadie diría que la rara Flaca fuera una vaca.
Un día decidió el mundo entero recorrer,
por si encontraba a alguien que se le pudiera parecer.
Por el río Ganges pasó y a un curioso «yogui» conoció,
se presentó como Papo, el lustroso sapo,
quien le dijo que de recién nacido un renacuajo era,
pero que ahora, su espectacular cambio podía ver cualquiera;
Osa, la preciosa y colorida mariposa,
le contó que de pequeña se criaba como un gusano
y que ahora revoloteaba en un hermoso manzano.
Flaca callaba y los escuchaba atentamente,
pero ella sabía que su caso era diferente.
Así, en su camino, también encontró a Tito, el conejito,
que subido a una gran noria, no se comía ninguna zanahoria,
sino unas ricas manzanas porque decía que eran muy sanas;
él sólo hacía lo que le apetecía, no lo que por ser un conejo debía…
Sin embargo, a Flaca tampoco convenció y su camino ésta siguió.
Dos hormiguitas merendaban algunas miguitas,
pero no las guardaban, ni almacenaban;
Flaca el porqué quiso saber:
éstas le dijeron que como las demás no querían ser…
Pues, además, era monótono y aburrido,
guardar todo lo que habían recogido.
Este caso a la vaca tampoco servía pues ella sabía,
que solo siendo como las demás, feliz sería…
Caminando varios días a una ciudad llegó,
donde a los miembros de un circo conoció.
La buena vaca muy contenta estaba:
allí era donde por fin encajaba,
nunca había visto la barba de una mujer,
eso era muy difícil de creer,
o a un señor tan pequeño como un niño,
que le habló con mucho mimo y cariño.
Al dueño del circo Flaca trabajo pidió
y éste para su espectáculo la contrató.
Mucho éxito diariamente la vaca conseguía,
pues viéndola diferente, el público se sorprendía;
pero, además, Flaca un curioso talento tenía:
graciosa y melodiosamente su cencerro hacía sonar,
mientras ella ágilmente se ponía a bailar.
Sin embargo, a pesar de que feliz la vaca parecía ser,
habló con sus compañeros al amanecer,
les suplicó que sus deseadas manchas con pintura le dibujaran,
si es que verla por fin dichosa todos deseaban…
Ellos no la pudieron ver llorar
y las negras manchas le empezaron a pintar:
ahora sí que Flaca contenta estaba,
ya tenía cuanto deseaba,
nada en el mundo valía más,
que ser como todas las demás…
Orgullosa, a hacer su papel al escenario salió,
pero el público al verla enmudeció…
Y a pesar de que tan bien como siempre Flaca bailó,
la gente prácticamente no le aplaudió…
Ella muy extrañada estaba,
no sabía qué pasaba:
si ahora era una vaca normal,
¿qué era lo que había salido mal?.
De repente, Flaca se desmayó,
el conocimiento perdió
y en el hospital se despertó…
Sus amigos le explicaron que mucha suerte había tenido,
ya que los poros de su piel, la pintura había obstruido,
como ésta no podía respirar, muerta asfixiada pudo acabar.
Ella que creía que unas manchas serían,
lo que la igualdad y la felicidad le darían,
descubrió que sea como fuese, viva estaba
y eso era lo único que le importaba.
Así como era se aceptó
y por fin tranquila vivió.
Ser como el resto tanto había buscado
que la valiosa vida le pudo haber costado.
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