Salva, de zorrillo apestoso a héroe famoso (Cuento especial para El Salvador)

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EL SALVADOR

Salva, el pequeño zorrillo de El Salvador,
está muy preocupado por su mal olor…
en perfumes glamurosos y jabones espumosos,
se gasta su dinero ahorrado
pues con oler bien se ha obsesionado.
Aunque este olor sólo aparece cuando un peligro le acontece,
Salva vive amargado y se llama a si mismo «el apestado»…
Si tan acomplejado no estuviera y mucha suerte tuviera,
quizás como «cartero» lo elegirían y «el desfile del correo» presidiría;
pero ilusiones no se hacía por el gran problema que tenía:
si algo malo durante el desfile pasaba y éste hedor de él emanaba,
la fiesta se acababa pues como el culpable lo delataba…
A Balde, que era el alcalde, quisiera el famoso pergamino entregar
para que las fiestas pudieran comenzar;
con «los viejos de agosto» podría desfilar
y a sus amigos en la fiesta acompañar:
A Mona, que hacía de «gigantona»
quien su máscara de hojalata llevaría
y de noche iluminada se la vería, o a su primo, el feriante,
que de un grupo de payasos forma parte…
Todos en las fiestas participaban
y durante el año con cariño las preparaban.
Pero Salva a candidato no se quería presentar,
su mal olor en evidencia lo podía dejar
y una gran decepción se iba a llevar.
Su papá ánimos le daba
pues sólo si en peligro el pequeño estaba,
este mal olor él utilizaba y no debía temer,
ya que en el desfile, nada malo iba a suceder…
El zorrillo se dejó llevar por la ilusión de participar
y al concurso de candidatos se fue a apuntar…
¡En realidad su sueño se convirtió
pues para ser cartero el alcalde lo eligió!
El zorrillo no se lo creía, en las fiestas participaría:
Sus complejos atrás había dejado, ahora esperaba este día emocionado…
Y cuando por fin llegó, al alcalde el pergamino entregó,
quien con orgullo lo leyó y las fiestas inauguró…
Todos lo celebraban, juntos del famoso desfile disfrutaban:
El «Chichimeco» entre la gente sus piernas abría
y parecía que sobre ellos se caía…
los más peques en rondas se unían,
con ocurrentes rimas canciones divertidas hacían…
Pero alguien vino a empañar tanta alegría:
una serpiente venenosa, en escena aparecía…
a algún despistado picaría….
de hecho, una presa fácil a lo lejos ya veía:
un pequeño armadillo que casi ni en pie se sostenía;
sin embargo, con su malvado propósito no se salió
pues Salva de su presencia se percató
y dispuesto a ahuyentarla a su encuentro salió:
de espaldas a ella se volvió
y su fétido olor el zorrillo utilizó.
La serpiente aturdida de allí huyó
pero Salva al instante se arrepintió
pues todos su olor habían olido
por la heroica reacción que él había tenido…
Nadie del olor parecía que se percataba
pues que había salvado al pequeño era lo único que importaba…
Así fue como desde ese bonito día,
Salva vivió con alegría pues por fin había aprendido
que todo en la vida tiene un sentido
y que su mal olor no debía avergonzarlo
pues de cualquier peligro podría salvarlo….

Consejo de Salva:
Amigos, si nuestros defectos y complejos en virtudes convertimos,
seguro que mucho más felices vivimos.

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